Francisco de Goya.
Esta cita corresponde nada menos que a Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), pintor aragonés que marcó un antes y un después en la historia del arte, al romper con los cánones artísticos de la época, -por considerarse su pintura predecesora del expresionismo- siendo autor de una de las grandes obras maestras de la pintura universal, Los Fusilamientos del 3 de Mayo, además de la reconocida serie de Pinturas Negras. Aunque a Goya se le otorgue la consideración de pintor neoclásico y rococó en sus primeros años como artista, no se le puede asignar ningún estilo en concreto, habiendo suscitado todo tipo de análisis. El gusto por lo pintoresco, lo sublime, lo grotesco, su fidelidad a la plasmación de la pura realidad de la naturaleza humana, y la transgresión de lo establecido son una constante en sus pinturas….
Seas o no madrileño habrás oído hablar de este inconfundible personaje histórico. En caso de conocer Madrid, seguro que te habrás percatado al menos de su reflejo, ya que su estancia por la ciudad no pasó ni mucho menos desapercibida y de hecho, la figura de Goya forma parte indiscutible de su identidad cultural, al quedar plasmadas en sus pinturas muchas de las costumbres y tradiciones madrileñas, paisajes y eventos históricos, razón por la cual, las podemos considerar como testimonio de una época. Esa huella imperecedera la podemos apreciar en múltiples lugares como tabernas, museos, calles, monumentos, edificios, e incluso paisajes. A continuación, propongo un itinerario urbano ligado al artista, para conocer Madrid a través de sus ojos, abarcando así parte de su historia, su arte, sus costumbres… Descubre el Madrid castizo de la mano de uno de sus iconos culturales más influyentes. Eso sí, sin dejar de tener en cuenta que el patrimonio cultural y los lugares relacionados con el pintor son numerosos, y que no se pueden abarcar en un solo día, por lo que que propondré tres opciones viables para el caminante curioso, cada una de las cuales incorporará los puntos de interés, las descripciones que considere oportunas e interesantes, además de algunas recomendaciones gastronómicas.
Primeros pasos en la ciudad, evolución artística…

Hay oficios que marcan la historia y el arte, en el caso de la confección de tejidos, en Madrid encontramos la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fundada en 1721 por el primero de los borbones, Felipe V. Si pretendemos seguir las huellas del pintor, este sería un buen lugar para comenzar, ya que es en esta manufactura donde Goya inicia su trayectoria artística en la ciudad hacia 1775, recibiendo los primeros encargos de la casa real. Su actividad allí duró 18 años, en los que llegó a realizar 63 cartones para tapices diseñados para decorar las estancias de los Sitios Reales de San Lorenzo del Escorial y el Pardo, llegando a ser nombrado en 1786 cartonista de la Real Fábrica. Actualmente la mayor parte de estos cartones para tapices se encuentran exhibidos en el Museo del Prado, pero merece la pena sin duda conocer esta institución que pretende divulgar y poner en valor el patrimonio textil y las prácticas artesanales a el asociadas.
La pradera de San Isidro, 1788 (cartón para tapiz) Fuente: https://es.wikipedia.org/
Y valga la redundancia, nos quedaremos con mal sabor de boca si no visitamos el Museo del Prado. Si es la primera vez que lo visitan, no puedo más que recomendarles que lo recorran a su libre albedrío. En caso contrario, estaremos de acuerdo en que este lugar debe visitarse más de una vez en la vida. Como estamos siendo selectivos, les encomendaré hacer un recorrido por las salas que exhiban las obras del artista que nos concierne. No creo que exista mejor forma de conocer la evolución artística del pintor que deambulando por las salas de este museo que contienen sus pinturas.
A escasos 20 minutos del anterior punto de interés, se encuentra este majestuoso edificio. Antes de entrar, recomiendo detenerse en su fachada norte frente al monumento a Goya, obra del prestigioso escultor Mariano Benlliure. Una vez estemos en el interior del museo (edificio Villanueva), podremos realizar una visita de manera cronológica, empezando desde el segundo piso, continuando por el primero, y terminando en la planta 0.
- Planta 2 (salas 85-87, 90-92, 94): aquí encontraremos sus más representativos cartones para tapices, aquellas obras que representan los paisajes goyescos madrileños, como pueden ser Baile a orillas del Manzanares, La merienda, La pradera de San Isidro y Mujer con quitasol entre otras.
- Planta 1 (salas 32, 34-38). En esta planta, se paseara principalmente por los cuadros que relacionan el arraigo de Goya en la Corte como Carlos III cazador, La familia de Carlos IV o Fernando VII con manto real, y otras de sus obras más reconocidas como La maja desnuda y La maja vestida.
- Planta 0 (salas 64-67). Aquí se encuentran las pinturas que realizó Goya en la última etapa de su vida, cuando abre paso a un arte que se considera predecesor del expresionismo y surrealismo, y cuya temática se vuelve lúgubre y pesimista, a través de la representación de los horrores de la guerra y el reflejo de su angustia vital debido a su situación personal de enfermedad. Se comenzará por algunas de las obras más famosas de su serie Los desastres de la Guerra como Los fusilamientos o La lucha con los mamelucos. La visita terminará en la sala donde se encuentran las Pinturas Negras de Goya que el pintor realizó al óleo sobre las paredes de la conocida como “Quinta del sordo” o “Quinta de Goya”, la que fue su última residencia en Madrid, que adquirió en 1819 a la edad de 72 años, y se situaba cerca del Manzanares y del Puente de Segovia. Lamentablemente, de esta quinta, hoy en día solo quedan testimonios.
En pleno centro neurálgico…

Otro de los puntos clave sin duda en el itinerario es la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, situada a escasos metros de la Plaza de Sol, en la calle Alcalá.
La Academia se inauguró en 1752 durante el reinado de Fernando VI, y desde 1773 tiene su sede en el palacio de Goyeneche en Madrid. El edificio de estilo barroco, fue diseñado por el arquitecto José de Churriguera y adaptado al gusto neoclásico por Diego de Villanueva. Goya estuvo muy ligado a la Academia, llegando a participar en dos concursos convocados por la institución, el primero en 1763 y el segundo tres años más tarde, en los que no tuvo demasiado éxito. El pintor desilusionado se separa de la academia hasta 1780 cuando es nombrado Académico de Mérito tras presentar el lienzo de Cristo Crucificado (hoy en el Museo del Prado). Finalmente, logra el puesto de Director de Pintura en 1795 tras el fallecimiento de Francisco Bayeu, teniendo que dimitir dos años después debido a su enfermedad. La academia le ha otorgado un gran reconocimiento, llegando a albergar trece de sus obras, entre ellas, destacan algunos títulos como El entierro de la sardina o Autorretrato ante el caballete. Además, el centro exhibe multitud de calcografías del pintor de diferentes series: los Caprichos, Desastres de la Guerra, Tauromaquia y Disparates, que conforman una parte importante de su obra y un gran reconocimiento en la calcografía nacional.
A continuación, adentrándonos en la concurrida Plaza de Sol, en pleno corazón de la metrópoli, hemos de atravesarla en diagonal en dirección a la Calle Mayor, no sin antes detenernos unos instantes frente a la placa conmemorativa a los héroes del dos de mayo dispuesta en la parte derecha de la fachada del edificio de la Puerta del Sol. Son múltiples las referencias a la guerra de la independencia y las revueltas del 2 de mayo en Madrid para conmemorar a las victimas. En concreto, este enclave se asocia al que pudo ser el escenario en el que tuvieron lugar las sublevaciones de la población española que Goya representa en su obra La Lucha contra los mamelucos. Retomando el camino, llegaremos pocos minutos después a la Calle Espejo. En el número 1 se puede apreciar una placa conmemorativa que indica que en esa casa vivió Goya hacia el año 1779, en la que nació su hijo Vicente Anastasio, y mientras mantenía su actividad de cartonista en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara .

¿Les apetece ahora un tentempié? recomiendo asomarse a la pastelería francesa Santa Eulalia, en el número 12 de esta misma calle, que como aspecto curioso de la historia de Madrid, alberga restos de la muralla cristiana del siglo XII.
Pero si lo que realmente quieren es ponerse las botas, se pueden desviar al entorno circundante de la Plaza Mayor, hasta la calle Cuchilleros, a unos 5 minutos de la calle Espejo. Aquí nos encontramos con el famoso Restaurante Sobrino de Botín, considerado uno de los más antiguos del mundo. Si les apetece una deleite gastronómica al estilo castizo este es sin duda el lugar indicado, aunque no lo recomiendo si van con un escaso presupuesto. La cuestión que nos atañe al detenernos en este lugar es lo que cuentan las habladurías, y es que se dice, que en Botín, allá por 1765, un adolescente Goya trabajó como friegaplatos. Supongo que todo joven que busca un hueco entre las élites culturales ha de ganarse el pan. En fin, una curiosidad más que nos invita a seguir las huellas de su fantasma.
Retomando el itinerario, la siguiente parada la podemos hacer en la Plaza de Oriente, donde se levanta el majestuoso Palacio Real y sus jardines. Como ya sabrán, nuestro protagonista estuvo muy ligado a la corte, llegando a ser nombrado en 1786 Pintor del Rey. Desde 1789 era pintor de Cámara y deseaba dejar de hacer cartones: estaba a las puertas de su gran éxito como retratista. El palacio contiene algunos de estos retratos, destacando algunos como Retrato de Carlos IV con uniforme de coronel de la Guardia de Corps y Retrato de María Luisa de Parma con mantilla, además de algún cartón para tapiz como La caza del Jabalí. Entrar en las instalaciones del palacio merece la pena sin duda alguna, y resulta una buena forma para situarse en el contexto histórico, reviviendo la vida en palacio de los borbones en el siglo XVIII. Puede resultar interesante realizar este ejercicio de imaginación paseando por sus estancias.
A tan solo 10 minutos de este enclave, continuando por la calle Bailen, llegamos hasta la plaza de San Francisco, en el entorno de la Latina. Aquí se erige la Basílica de San Francisco el Grande, de la que podemos destacar, en un primer vistazo, su gran cúpula. Se trata nada menos que de la tercera de mayor tamaño de la cristiandad. La fundación de la basílica, según la leyenda, se le otorga al propio San Francisco de Asís hacia el año 1217, y su construcción se hizo sobre una ermita anterior dedicada a Santa María. Tras el establecimiento de la Corte en 1521, San Francisco el Grande se convirtió en uno de los edificios religiosos más importantes de Madrid, sufriendo a lo largo de su historia diversas modificaciones. La obra fue culminada por Sabatini en 1784, y en 1878 fue objeto de una profunda renovación impulsada por Cánovas del Castillo. Actualmente, alberga en su interior una valiosa colección de obras artísticas, entre ellas, destaca, en la capilla de San Bernardino, una de las obras más importantes de la juventud de Francisco de Goya: San Bernardino de Siena ante Alfonso V de Aragón. La pintura, fechada en 1784 representa al santo rodeado de cortesanos escuchándole con devoción, y cuenta con esa luz y color característicos de su primera etapa. Si la observan con detenimiento, podrán apreciar un autorretrato de Goya en la parte inferior derecha de la obra.
Mi más sincera enhorabuena si han logrado seguir su pista hasta aquí. Se tienen bien merecido tomarse buenos brebajes y tapas en los bares y tascas del animado barrio de la Latina.
Ahora, un paseo por el parque del oeste: Goya y la Guerra de la Independencia.

Nos queda una última excursión relacionada con la vida y obra del pintor que realizaremos en el entorno de uno de los parques más conocidos e interesantes de Madrid: el Parque Oeste. Esta última ruta se caracteriza por insertarse en un entorno circundante de gran encanto, sobre todo si se realiza en fechas de primavera, cuando brotan las primeras flores de los almendros, otorgando luminosidad y color al paisaje de una senda que discurre paralela al río Manzanares. Comenzaremos donde se encuentra la entrada del teleférico, en el Paseo del Pintor Rosales.
En dicho lugar, consta que fue donde tuvieron lugar los fusilamientos del 3 de mayo, con motivo de los levantamientos populares de los patriotas españoles. Podemos relacionar esta escena con la reconocida pintura de Goya, considerada uno de los mejores documentos del mencionado hecho histórico. Según se dice, el artista estuvo en la montaña de Príncipe Pío cuando aún yacían los cuerpos, y supo captar fielmente el dramatismo de la escena que más tarde plasmo de forma magistral en su obra. Unos 200 metros más abajo, se encuentra el cementerio de la Florida que alberga los restos de 44 madrileños fusilados por las tropas de Napoleón. Después del cruento escenario, los soldados franceses dieron órdenes de que se mantuvieran allí los cuerpos, para advertir a los madrileños de las nefastas consecuencias de su rebelión, fue nueve días más tarde cuando los hermanos de la congregación de la Buena dicha, arriesgando su vida, cargaron con los cuerpos y los llevaron a enterrar a este cementerio. A la entrada del recinto se observa una imagen de la pintura de Goya: Los fusilamientos del 3 de Mayo.

Seguidamente, se continuará bajando por la senda hasta llegar a un monumento formado por cuatro grandes placas de hormigón que forman el nombre de Goya, tras unos cinco minutos más caminando, se llegará a la Ermita de San Antonio de la Florida, otro de los puntos clave del itinerario. Esta ermita, declarada Monumento Nacional, se encuentra situada en la glorieta de San Antonio de la Florida, 5, en la zona próxima al Río Manzanares. Antes de entrar, podremos detenernos frente a la estatua que se erige frente el templo, que representa a Francisco de Goya, y es obra del artista madrileño José Llaneces. Lo que más llamará la atención del visitante, será la existencia de dos ermitas idénticas, una al lado de la otra, la razón de este hecho es que una funciona como Museo, y la otra se construyó para el culto. Existió una ermita anterior, obra de Churriguera, y más adelante remodelada por Sabatini, a pesar de que ya no conservan los modelos originales de dichos arquitectos debido a que se reformó en varias ocasiones. Por orden de Carlos IV, de 1782 a 1798, el arquitecto Felipe Fontana construyó la nueva ermita, y Francisco de Goya la decoró con magníficos frescos que han dado lugar al ambicioso reconocimiento de su capilla como “la capilla sixtina de Madrid”. En ella, se hallan los restos del pintor, que fueron trasladados desde Burdeos en 1919, convirtiéndose el lugar en panteón conmemorativo del artista, por lo que se considera un buen lugar para acabar la visita.
La decoración al fresco cubre cúpula, bóvedas, ábside, y pechinas y otorga al espacio luminosidad y color. En la cúpula se representa una escena de la vida de San Antonio, en la que aparece como personaje principal el santo que acaba de resucitar a la víctima para que cuente quién ha sido su verdadero asesino, los demás, personajes pintorescos del Madrid de la época, contemplan la escena con asombro. En las zonas bajas de la cúpula, se aprecia un coro de ángeles, que parecen ser personajes femeninos, en contra de lo que era habitual.
De especial mención es la celebración de las denominadas romerías en el entorno de la ermita, como devoción a San Antonio de Padua, en las que era tradición que las jóvenes casaderas acudieran a pedir un buen novio al santo, y que a día de hoy se siguen celebrando cada 13 de junio.
Al terminar la visita, propongo ir al Restaurante Casa Mingo, justo al lado de la ermita. Se trata de una de las mejores sidrerías de la ciudad y es famosa por sus pollos asados. Mi recomendación personal es ir a la hora del aperitivo, con suerte habrá sitio en la terraza y si es un día soleado pues doble fortuna. Pedir sidra y tapa de queso azul o chorizo a la sidra considero que es una muy buena opción.
Aquí termina el itinerario, mediante el cual se pretende que el caminante o excursionista que se haya animado a hacerlo se logre impregnar de la obra de Goya, de su vida, de su época y además, conozca un poco más Madrid y sus secretos. En definitiva, que se haya enriquecido con la experiencia, y desee por ende, recomendarla. Lo que les he propuesto en este itinerario, son opciones viables a realizar caminando, aunque eso depende de la motivación y percepción de cada uno, claro está. Sin embargo, como mencioné anteriormente, no es posible abarcar tan incontables nodos de interés en un solo paseo. Por ello, les dejo a continuación el link de acceso a una «Guía de Goya en Madrid» que que incluye todos estos lugares relacionados con el artista y su obra, que se encuentran territorio de la comunidad autónoma, como información complementaria a lo ya comentado en este post. Ya que nos quedan museos tan interesantes por ver como el Lázaro Galdiano, el Romántico, el Taurino de las Ventas o el de Historia de Madrid, además de otros lugares que se encuentran a las afueras de la urbe.
Otros enlaces relacionados: Cementerio de la Florida